viernes, 30 de octubre de 2009

ALEGATO EN DEFENSA PROPIA...porque me da la gana.

YA ESTÁ BUENO!!!
Me salió una mosca culera, de esas que agotan los oídos con sus insoportables zumbidos.
Lo bueno, que sólo revolotea por su casa; Lo malo, que las caquitas me las dedica a mí.

Y cuando quiero "limpiarme", me tacha de querer guerra, de violenta, de falsa, de irrumpir en su casa de malas maneras, e incluso en su osadía, pone mi estado mental en duda "aconsejándome" que me ponga en "cura". Y por si fuera poco, hasta se permite el lujo de cuestionar mis sentimientos, y de hacer insinuaciones bastante malintencionadas (hay que tener mala leche, si contamos con mi intención una y otra vez de arreglar este desdichado episodio, llegando incluso a pedir un perdón que no recibió sino insultos y menosprecios a cambio).
¿Violenta? No conozco esa forma de ser. Pero sí tengo mi orgullo y mi genio ¿quién no? Y me da la gana defenderme, y para ello, como en mi casa en ningún sitio.
Ya se sabe que las moscas pueden llegar a ser infinitamente molestas, pero ¡cuidado! prácticamente todas, acaban dándose de morros contra algún cristal.
Y por favor, no tomemos esta frase como amenaza, no lo es en absoluto.
Simplemente me cansé de que se hable de mí de esta forma, sin conocerme de nada y gratuítamente.
Si bien es cierto que cada cual en su casa hace, deshace y escribe lo que le venga en gana.... También lo es, que la base de toda educación es el respeto y la tolerancia. Al menos, así me educaron a mí, y orgullosa de mi educación.
¡ Ya está bien!
Bastante tengo yo con mi vida, como para que me llenen de mierda (con perdón).
Quizá esta entrada no sea muy ortodoxa a ojos de algun@s, pero ha sido mi desahogo.
Y hasta aquí hemos llegado.
Espero que la mosca revoloteee felíz por siempre jamás sin que sus zumbidos vuelvan a aturdir mi cabecita.

"Vive y deja vivir".



lunes, 26 de octubre de 2009

CUANDO LOS PECES BROTEN DE LOS ÁRBOLES.


El día en que las Gacelas den caza al león,
el día en que la Tortuga gane a la Liebre.
El día en que la ardilla persiga al Hurón...
Cuando los Peces broten de los Árboles.

El día en que la mosca engulla a la Rana,
el día en que el Ratón asuste al Gato.
El día en que el Besugo despiece al Tiburón...
Cuando los Peces broten de los Árboles.

El día en que el Soldado diga ¡No!
el día en que las Armas paren su clamor.
El día en que los Niños nos cedan su Don...
Cuando los Peces broten de los Árboles.

El día en que la Mujer pare la mano que azota,
el día en que el Hombre se convierta en Hombre.
El día en que el Odio implore al Amor...
Cuando los Peces broten de los Árboles.

El día en que el Hambre sea desterrada,
el día en que "Injusticia" ni siquiera sea una palabra.
El día en que el Poder caiga rendido...
Cuando los Peces broten de los Árboles.

El día en que nuestras protestas sirvan de algo,
el día en que reivindicar sea lo humano.
El día en que por fín, se junten todas las manos....
Tal vez entonces,
los Peces broten de los Árboles.


Silvia 09.




martes, 20 de octubre de 2009

LA HOGUERA.

Sentados frente a la hoguera, mudos, sin mirarse, dejando las horas pasar.
Hacía tiempo que no eran los mismos y ambos lo sabían.
¿ Quién cambió primero? Poco importaba ya.
Ninguno de ellos lograba reunir el valor suficiente para asumirlo.
Sin embargo, tenían tantas cosas que decirse... El silencio era insoportable.
Atrás quedaron la risa, las caricias, los susurros de madrugada. Eran tantos los momentos compartidos... Pero las lágrimas dejaban un sabor amargo que perduraba en el tiempo, ajando los sentimientos. Y pesaban como enormes losas.
Ella no recordaba cuando fue la última vez que aquellas manos recorrieron su cuepo desnudo; y Él ya no anhelaba sus besos.
Eran dos extraños encerrados en la misma celda fría, desoladora, y vacía. Tan vacía...
A pesar de ello se habían acostumbrado a su presencia, no era tan malo se decían día tras día.
Pero el silencio era cada vez más ensordecedor.
Y cuando el silencio marchaba, llegaba el ruido.
Rabia contenida desembocando en gritos. Aturdimiento, tristeza y desamparo.
Palabras hirientes que queman, que caen a plomo pegando duro en el corazón. Soberbia. Impotencia.

Hacía frío. Un frío que calaba los huesos paralizando cuerpo y mente.
Deberían echar más leña al fuego....
Pero ambos permanecían sentados sin moverse, mirando al infinito. Quizá recordando, tal vez añorando, ¿ acaso, soñando?
Soledad.
Mientras el fuego decrecía sin remedio.
Entonces Él, habló: * Alguien debería ir a por leña*- dijo en un susurro.
* Y ¿ porqué no vas tú?*- respondió Ella de forma arisca.
Tensión.
Volvió el silencio, y con él, el hastío.
Ella se levantó entonces lentamente y dirigió sus pasos hacia Él. Cogió su cara entre ambas manos, como antes, como aquel verano de hacía diez años...
Sólo que esta vez en lugar de aquel ilusionado "SI QUIERO", de su boca surgió un devastador:
"ADIOS".
Él, rehuyendo su mirada bajó la cabeza y sin más, lloró...
Mientras, el fuego seguía decreciendo.
La poca leña que quedaba, ardió.
Y el fuego, antes majestuoso,
se apagó.
Silvia 09.


lunes, 12 de octubre de 2009

INCIERTA CERTEZA...

¡¡¡Piensa, piensa... vamos rápido, piensa!!!
Tiene que haber una manera de escapar de aquí.
Pero ¿cómo?
Ni puertas, ni ventanas, ni siquiera rejas. ¡Nada!
No me acuerdo de nada.
¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Cuando? ¿Porqué?
Una luz, eso es. Debo encontrar una luz.
¡¡Busca, busca!!
¡Señor! esta oscuridad me está volviendo loca.
Levántate, tantea el terreno, tal vez reconozcas algo. ¡Vamos, levanta!
¿ Qué es esto? es pegajoso, sí, parece una telaraña. El aire está viciado, huele a humedad, mi garganta está seca y la boca me sabe a polvo.
Bien, sigamos...
Trastos, hay miles de trastos, pero ¿qué son? Acaso cosas viejas, olvidadas por el paso del tiempo. Sí, seguro, no son más que trastos viejos.
Un sótano, eso es, creo que estoy en un sótano. ¿Encerrada?
Pero no... no puede ser, ¿quién querría encerrarme? No creo tener enemigos. Tal vez algun loco...
¡ Basta ya!
Debe haber un error, o quizá sea una pesadilla. Sí, una pesadilla...últimamente la atormentaban cada noche, desde...
¡ Cállate! ni lo menciones. Es mejor así, lo sabes.
De acuerdo, de acuerdo. Tranquila, serénate. Debes salir de aquí.
¿ Qué ha sido eso? he visto algo. Hay una sombra justo ahí. No se mueve, será un trasto más...
¡ No! se mueve.
¡Dios mío! ¿Qué es, que quiere?
¡¿Hola?! Por favor, ¿hay alguien ahí?
Silencio...
Quédate quieta, no te muevas, no respires. Tal vez se vaya, tal vez....
¡ Oh, Dios!
Me ha cogido el pie, me arrastra, no puedo moverme...
¡ No, no no! tira, lucha... ¡vamos!
¿ Qué sucede? mi cuerpo no responde, no tengo fuerza. Y Eso me arrastra hacial El.
Pero... no siento miedo ¿porqué?
Es como si me dejase llevar, como si "debiera" ir.
Es la misma sensación de mis pesadillas, desde aquel día...
¡Calla!
¡No! no quiero callar, quiero recordar.
Eso es, recuerda....
Aquel día hacía frío, llovía ¡sí! llovía a mares. Yo iba en el coche con la música puesta, sonaban los Rolling...
¡ Calla, calla, calla!
¡No, debo seguir!
Los Rolling no me gustan, así que decido cambiar el cd y me agacho. Y entonces...
¡Calla!
¡No!
...entonces dejó de repente de llover, los Rolling dejaron de cantar, y grité. Grité y me sumí en la oscuridad. En la misma oscuridad que ahora me envuelve, y en la que llevo sumida quien sabe cuanto tiempo.
¿ Qué ocurre? Me ha soltado. Se ha ido, ha desaparecido, sin más.
Es extraño, pero me siento en paz. Calma, me inunda la calma.
Espera, mira, hay una luz al fondo.
¡ Venga, acércate a ella!
Quizá sea la salida.


Silvia 09.




jueves, 1 de octubre de 2009

EL GITANILLO Y LA LUNA.


Un gitanillo descalzo, sentose a orillas del río
A cantar por fandanguillos al amor por él, querío.
La Luna al oir su canto, díjole bañada en llanto:
* Gitano, mi gitanillo, mal haces con cantar tanto,
pues bien sabes que tu canto
el motivo es de mi llanto.
Cuanto quisiera amor mío acunarte en mi regazo.
Cuantos desvelos, mi vida,
por estar entre tus brazos.
Más,
aún nos queda la noche para de algún modo,
amarnos.
Gitano, mi gitanillo,
canta, y bebe de mi llanto. *
El gitano enamorado, quiso abrazar a La Luna
más viendo que no alcanzaba
siguió con su triste canto. * Gitano, mi gitanillo, mi leal enamorado.
Te esperaré cada noche en la orillita del río.*
Y una fatídica noche, embebido de dolor
Y enchido el pecho de amor,
quiso besar a su amada
y buscando su reflejo en el río se adentró.
Y se perdió entre sus aguas.
Y su canto se apagó.
* Gitano, mi gitanillo, ¿dónde te escondes mi amor?
¿Es que acaso tus amores,
otra Luna me robó? *
Y se sintió traicionada.
Y de amor, enloqueció.
Y el cielo río contento, y el río se sonrió.
La Luna ya no se iría.
Aunque penase de amor.



Silvia 09.