Me salió una mosca culera, de esas que agotan los oídos con sus insoportables zumbidos.
Lo bueno, que sólo revolotea por su casa; Lo malo, que las caquitas me las dedica a mí.
Y cuando quiero "limpiarme", me tacha de querer guerra, de violenta, de falsa, de irrumpir en su casa de malas maneras, e incluso en su osadía, pone mi estado mental en duda "aconsejándome" que me ponga en "cura". Y por si fuera poco, hasta se permite el lujo de cuestionar mis sentimientos, y de hacer insinuaciones bastante malintencionadas (hay que tener mala leche, si contamos con mi intención una y otra vez de arreglar este desdichado episodio, llegando incluso a pedir un perdón que no recibió sino insultos y menosprecios a cambio).
¿Violenta? No conozco esa forma de ser. Pero sí tengo mi orgullo y mi genio ¿quién no? Y me da la gana defenderme, y para ello, como en mi casa en ningún sitio.
Ya se sabe que las moscas pueden llegar a ser infinitamente molestas, pero ¡cuidado! prácticamente todas, acaban dándose de morros contra algún cristal.
Y por favor, no tomemos esta frase como amenaza, no lo es en absoluto.
Simplemente me cansé de que se hable de mí de esta forma, sin conocerme de nada y gratuítamente.
Si bien es cierto que cada cual en su casa hace, deshace y escribe lo que le venga en gana.... También lo es, que la base de toda educación es el respeto y la tolerancia. Al menos, así me educaron a mí, y orgullosa de mi educación.
¡ Ya está bien!
Bastante tengo yo con mi vida, como para que me llenen de mierda (con perdón).
Quizá esta entrada no sea muy ortodoxa a ojos de algun@s, pero ha sido mi desahogo.
Y hasta aquí hemos llegado.
Espero que la mosca revoloteee felíz por siempre jamás sin que sus zumbidos vuelvan a aturdir mi cabecita.
"Vive y deja vivir".