miércoles, 8 de diciembre de 2010

Y TOMÉ EL SOL ENTRE MIS MANOS.



El momento de la tristeza y la inquietud concluyó.
La impotencia, la rabia, el dolor y la tristeza, tal como vinieron marcharon por fin.
Han sido días duros llenos de pesar e incertidumbre. Menos de un mes que a mi se me antojó una eternidad.
Pero el día 7 llegaron las buenas noticias y con ellas de nuevo las sonrisas, los abrazos y la serenidad.
He tenido y sentido el apoyo y el cariño de toda mi gente.
 Gente, por supuesto, entre la que os encontráis, mis queridos amigos virtuales.
Quiero daros las gracias más sinceras por cada una de vuestras palabras de aliento y ánimo. Han sido una gran ayuda y consuelo.
Os he extrañado, os he pensado y aunque no me hayáis visto, os estuve espiando.
Muchos han sido los que os habéis mantenido a mi lado, pero quiero que me permitais  mención especial a alguien que ha estado junto a mi cada milésima de segundo.
 Que me ha transmitido su fuerza y arrojo, que me lo da todo y nunca me ha pedido nada.
Alguien que ha calmado mi ansiedad noche tras noche con sus abrazos, que ha rescatado mi sonrisa regalándome la suya.
 Alguien cuya bondad y generosidad no tiene límites. 
A ti, SANTI, mi amor: GRACIAS POR HABERTE CONOCIDO. 
La pena a tu lado se hizo más pequeña.
TE AMO.




Todo este tiempo he tenido a mi lado a una brujilla buena y lindísima que con sus bailes, risas y gamberradas varias me ha mantenido ocupada y, sin siquiera saberlo, ha sido mi gran aliada y amiga: MI HIJA NEREA.
 Su vitalidad, su ternura, el brillo y la vida de su mirada han sido el mayor empuje.
¡¡¡ TE QUIERO CHIQUITINA MÍA!!!


Tras esto y por supuesto, no puedo obviar a mi GRAN FAMILIA. 
Una familia inmensa en corazón, de la que me siento realmente orgullosa.
A Ellos: sabéis que sin vosotros el camino hubiera sido una inmensa cuesta arriba.
HERMANITA, te quiero mucho, lo sabes.
De nuevo y porque nunca es suficiente:




Las obras de esta vía terminaron al fin, no sin antes haber causado demasiado ruido.
Pero dicen que tras toda tempestad llega la calma, y en este caso a pesar de que la lluvia persiste en incomodar a ratos, rayos y truenos marcharon con viento fresco.
Toda obra supone un cambio y esta no iba a ser menos. 
Una buena capa de pintura ha venido a llenar de colores esta humilde fachada. 
Colores que elegí por su alegría y vitalidad, porque es así como quiero sentirme.
"Todo depende del color con que se mire", dicen...
Pues bien, me he calzado mis gafas de cristales rosas y no pienso quitármelas.
Estos días me he dado cuenta de lo importante que es sentir cada momento y disfrutarlo, valorando el más mínimo detalle de cuanto me rodea.
La importancia de VIVIR, que no es lo mismo que pasear por la vida.
Así que como os dije en su día:
"vuelvo renovada, con la cara lavada y recién peiná..."
Y pienso dar muuuchaaaaaa guerraaaaaaaaaa.




"Encendió un cigarrillo.
- Algún día tendrás que dejarlo colega. Pero no hoy.
Se sentó en la silla giratoria, acarició el teclado...
- Hola amiguito, cuanto tiempo ¿verdad?
¡ Pues bien! se acabó el descanso. Ya es hora de currar un poco ¿no te parece?
Encendió la pantalla y allí estaba.
Su preciada VÍA.
- Te he echado tanto de menos...
Y comenzó a teclear.
De nuevo, como la última vez:


HE VUELTO..."


PASITO A PASITO RECORRO LA VÍA
NO TENGO PRISA.
SE QUE AL FINAL DE LA MISMA
EN LA ESTACIÓN,
ALGUIEN ME ESPERA.
SIEMPRE.
Y SI ACASO PASA EL TREN Y SE DETIENE,
NO DUDARÉ EN SUBIRME.
PUES SI EL TRAYECTO NO ME GUSTASE,
TIEMPO DE APEARME QUEDA.
MIENTRAS TANTO MIS ZAPATITOS
SIGUEN SU BAILE.
Y A TRAVÉS DE LA VÍA DANZO INCANSABLE.
Y ENTRE SUS TRAVESAÑOS REPOSO UN RATO,
PARA SEGUIR LUEGO EL RITMO
DE MIS ZAPATOS.


SILVIA.