miércoles, 8 de diciembre de 2010

Y TOMÉ EL SOL ENTRE MIS MANOS.



El momento de la tristeza y la inquietud concluyó.
La impotencia, la rabia, el dolor y la tristeza, tal como vinieron marcharon por fin.
Han sido días duros llenos de pesar e incertidumbre. Menos de un mes que a mi se me antojó una eternidad.
Pero el día 7 llegaron las buenas noticias y con ellas de nuevo las sonrisas, los abrazos y la serenidad.
He tenido y sentido el apoyo y el cariño de toda mi gente.
 Gente, por supuesto, entre la que os encontráis, mis queridos amigos virtuales.
Quiero daros las gracias más sinceras por cada una de vuestras palabras de aliento y ánimo. Han sido una gran ayuda y consuelo.
Os he extrañado, os he pensado y aunque no me hayáis visto, os estuve espiando.
Muchos han sido los que os habéis mantenido a mi lado, pero quiero que me permitais  mención especial a alguien que ha estado junto a mi cada milésima de segundo.
 Que me ha transmitido su fuerza y arrojo, que me lo da todo y nunca me ha pedido nada.
Alguien que ha calmado mi ansiedad noche tras noche con sus abrazos, que ha rescatado mi sonrisa regalándome la suya.
 Alguien cuya bondad y generosidad no tiene límites. 
A ti, SANTI, mi amor: GRACIAS POR HABERTE CONOCIDO. 
La pena a tu lado se hizo más pequeña.
TE AMO.




Todo este tiempo he tenido a mi lado a una brujilla buena y lindísima que con sus bailes, risas y gamberradas varias me ha mantenido ocupada y, sin siquiera saberlo, ha sido mi gran aliada y amiga: MI HIJA NEREA.
 Su vitalidad, su ternura, el brillo y la vida de su mirada han sido el mayor empuje.
¡¡¡ TE QUIERO CHIQUITINA MÍA!!!


Tras esto y por supuesto, no puedo obviar a mi GRAN FAMILIA. 
Una familia inmensa en corazón, de la que me siento realmente orgullosa.
A Ellos: sabéis que sin vosotros el camino hubiera sido una inmensa cuesta arriba.
HERMANITA, te quiero mucho, lo sabes.
De nuevo y porque nunca es suficiente:




Las obras de esta vía terminaron al fin, no sin antes haber causado demasiado ruido.
Pero dicen que tras toda tempestad llega la calma, y en este caso a pesar de que la lluvia persiste en incomodar a ratos, rayos y truenos marcharon con viento fresco.
Toda obra supone un cambio y esta no iba a ser menos. 
Una buena capa de pintura ha venido a llenar de colores esta humilde fachada. 
Colores que elegí por su alegría y vitalidad, porque es así como quiero sentirme.
"Todo depende del color con que se mire", dicen...
Pues bien, me he calzado mis gafas de cristales rosas y no pienso quitármelas.
Estos días me he dado cuenta de lo importante que es sentir cada momento y disfrutarlo, valorando el más mínimo detalle de cuanto me rodea.
La importancia de VIVIR, que no es lo mismo que pasear por la vida.
Así que como os dije en su día:
"vuelvo renovada, con la cara lavada y recién peiná..."
Y pienso dar muuuchaaaaaa guerraaaaaaaaaa.




"Encendió un cigarrillo.
- Algún día tendrás que dejarlo colega. Pero no hoy.
Se sentó en la silla giratoria, acarició el teclado...
- Hola amiguito, cuanto tiempo ¿verdad?
¡ Pues bien! se acabó el descanso. Ya es hora de currar un poco ¿no te parece?
Encendió la pantalla y allí estaba.
Su preciada VÍA.
- Te he echado tanto de menos...
Y comenzó a teclear.
De nuevo, como la última vez:


HE VUELTO..."


PASITO A PASITO RECORRO LA VÍA
NO TENGO PRISA.
SE QUE AL FINAL DE LA MISMA
EN LA ESTACIÓN,
ALGUIEN ME ESPERA.
SIEMPRE.
Y SI ACASO PASA EL TREN Y SE DETIENE,
NO DUDARÉ EN SUBIRME.
PUES SI EL TRAYECTO NO ME GUSTASE,
TIEMPO DE APEARME QUEDA.
MIENTRAS TANTO MIS ZAPATITOS
SIGUEN SU BAILE.
Y A TRAVÉS DE LA VÍA DANZO INCANSABLE.
Y ENTRE SUS TRAVESAÑOS REPOSO UN RATO,
PARA SEGUIR LUEGO EL RITMO
DE MIS ZAPATOS.


SILVIA.





























































jueves, 11 de noviembre de 2010



Hoy es un día gris.
Gris tirando a negro.
El cielo no deja de arrojar agua y el frío ha calado en mis huesos.
¡Odio el frío!
Mis pies helados comparten el hielo con mi mente.
Mis manos agarrotadas aprietan sus palmas haciéndome daño.
Mi cabeza persiste y piensa, piensa, piensa…
¡Dios! Me gustaría perder el conocimiento por unos instantes.
Los dientes apretados… me duele la mandíbula.
Ojos secos cuajados de rabia; secos por haber cubierto el cupo de la materia líquida.
Demoledor silencio…
Pesada  incertidumbre.
Mi boca esboza una sonrisa que queda en absurda mueca.
Un payaso triste, eso es lo que queda…
Todo recto y de frente; que frase tan sencilla.
Pero tan solo es eso: una de tantas frases. Palabras que unidas quedan bonitas.
A veces de frente sólo hay un muro. Gris, tan gris como este día.
¿Por qué te aceleras corazón mío?
¿Acaso tienes prisa?
Lates tan duro que me dueles.
Aprietas tanto que queman las sienes.
El humo de un cigarro invade mis pulmones que se quejan.
Pero vuelve a invadirlos sin tregua. No puedo evitarlo…no quiero.
Nido de avispas en la boca del estómago que zumban y zumban… y me revuelven las tripas.
De tripas corazón…
Otra “gran” frase.
Intento deshacer el nudo de mi garganta, pero está demasiado enredado y me quedo en el intento.
Cierro los ojos con la esperanza de abrirlos y ver el sol.
Esperanza…
¿Dónde te quedaste amiga mía que te perdí de vista?
A regañadientes los abro de nuevo, y de nuevo te aceleras corazón.
Y me precipito contigo en aceleración constante e irremediable.
Fuerza, necesito fuerza. Quiero comprar un poquito.
Pero la vida está muy cara y mis recursos son escasos.
Valor y voluntad…artículo de lujo.
Quiero empaparme de risas, pero el cielo sólo arroja agua y más agua.
Y mi paraguas ya es viejo y tiene agujeros.
Apelo a mi vista pidiendo colores. ¡Devuélvemelos!
Mi reflejo en el espejo me dice que estoy cansada y le doy las gracias.
Yo no lo había advertido.
Miro al cielo y ahí sigue:El día gris; gris tirando a negro.

Y el negro no me gusta, me da miedo.
¿Dónde guardé las pinturas?
Tal vez si pinto mi cielo...
Sal Sol de donde te encuentres.
 ¡Malditas las nubes que obstruyen tu camino!
Ven y deja que me abrace a ti .
¡Vísteme!
No me preguntes por que lloro, sólo,
¡escúchame!
No me digas que todo irá bien, tan sólo,
¡cobíjame!
Silencio...y sigue lloviendo.


Quizá si arreglo el paraguas me moje menos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

TRAUMAS INFANTILES.


¿Quién no ha tenido alguno?
Yo recuerdo especialmente uno, que se me quedó clavaíto, clavaíto...
Cuando era niña, mi madre gustaba de adornar mi cabecita con dos colas de caballo. Bien altas, bien tirantes. Con una estupendísima raya al medio que parecía la autopista Madrid-Barcelona.
 ¿Quién de vosotras no ha pasado por las traumáticas dos coletas de los coj….?
Y lo digo así, sin rencor, sin resentimiento.
Que mi madre amantísima me las ponía tan tirantes que iba por la vida con eterna sonrisa.
Y esto, sumado a las enormes gafas de pasta marrón cuadradas, y aderezado algo más tarde con mi super-brillante aparato dental...
Que la gente me apartaba diciendo:
-"¡Quita biiiiichoooo!"
Pero la cosa no acababa ahí, ¡que va!
Antes de salir de casa, mi madre, ese ser todopoderoso y a veces omnipotente, soltaba el discurso lapidario:
-“Y como vuelvas sin ellas te cruzo la cara". Para acto seguido añadir:
-" Anda, dame un besito corazón de mami. Y piensa un poquito en mí en el cole,¿eh?”
¿Un besito? ¿Corazón de mami?
Pero si hace medio minuto me estabas amenazando prácticamente de muerte, ¡coño! Eso sí, acordarme de tí, seguro.
Porque además en cada coleta, ella muy a la moda, me planta 2 lazos rojo chillón pa´ que se vean bien.
Pa’ que se vean bien los lazos, claro. Porque yo, entre que llevaba los ojos como un chino estreñido por aquello de las coletas apretadas, y los lazos que parecían aviones, veía menos que un ciego en noche cerrada.
Y llego al colegio, y nada más entrar el graciosillo del grupo me mete un collejón. Y veda abierta contra la friki de las coletas.
Hasta que llega la hora de volver a casa.
Y vuelvo, y cuando llego me recibe mi puñetera madre bocata de “chopequeesmusano” en mano y me suelta: -“Hola cariño, que tal hoy en el cole?”
¿En el cole? En la guerra por tu culpa que me he pasado el día entero aguantando con las coletitas de marras como una jabata para que no me aostiaras al llegar a casa. Que esto tiene que ser cuando menos denunciable, ¡coño! Que una niña con coletas y la nuca despejada en el patio de un colegio, es incitación a la violencia por lo menos ¡hombre...!
Pero cuando eres niño...
Cuando eres niño la cosa cambia un poquillo.
Ya no te hacen coletas.
Y no por falta de ganas, que si por tu madre fuera te ponía un lacito en la punta del... en fín, que más te vale dejarte el pelo largo.
Cuando eres chico sufres el síndrome maternal denominado: “A lucir al niño que yo lo he parío.”
Esto es: pleno mes de diciembre y tu adorable madre, te me planta: pantaloncito corto por encima (muy por encima) de las rodillas, calcetines por debajo ( muy por debajo ) de las mismas. No importa el color, pero es requisito indispensable, que tengan dos bolitas colgando a modo de pompones.
Y como colofón final, una camisa bien almidonada. Sobre todo el cuello.
Que para mirar atrás, o das la vuelta entera o te siegas la yugular.
Y chaquetita a juego, eso sí, torerita y con pompones incluidos a juego con los calcetinitos.
Que mono, ¿verdad? Pues para el tiempo la ropita, joder. Que con esa mierdapantalón ¡se te quedan los huevillos traumatizados de por vida!
Que aún no son carnavales y ya te ha disfrazado de tirolés.
Eso sí, tu madre va a tu lado muy digna ella, con:
-la faja de dar calor a los riñones, que los tengo muy malos. Un par de medias más gordas que ella bajo los pantalones de franela, un jersey de cuello vuelto, y un chaquetón de piel forrado, que es para perderse dentro.
Entonces mirándola,piensas:
-" En unos añitos al asilo. Y a uno sin calefacción para que te enteres".
Eso sí, si en carnavales quieres disfrazarte de Spiderman, debajo del super-mega-hiper-ajustado trajecito del superhéroe, tu madre va y te planta:
-los leotardos de cuando franco era cadete para ejercer opresión, pantalones de esos de "no los tiro que aún sirven" ( sí, para tocar los bemoles ), y un jersey que parece la oveja entera.
Y no protestes ¡Dios te libre!
Porque encima te llevas un ostión de esos que alguna vez pegan todas las madres del mundo mundial, que te dejan el anillo de tatuaje en mitad de la cara.
Que yo he pensado siempre:
-" ¡Coño! ¿Qué le costará quitárselo antes de proceder al ostión fatal?" Pues nada.
Pero lo peor llega con la adolescencia:
¡¡¡Quiere ser tu amiga!!! ¡¡¡Y amiga de tus amigas!!!!!!!!!
Pero vamos a ver, alma de cántaro, que eres madre.
MI MADRE.
En estos casos se pasa el día entero pendiente de tí. O  sea, que está todo el día tocando las narices.
 Para que nos entendamos: 24 horas pegadita a tu culo.
Se hace amiga de tus amigas, les enseña tus fotos más íntimas (esa que guardan todas las madres de cuando eras bebé con el culo al aire), intercepta tus conversaciones telefónicas, y a la mínima, te pone en evidencia delante del chico que en aquel momento te hace tilín.
Tu tendencia en primer lugar es matarla, pero luego piensas:
-"¡Jopé! ¿lo hará de verdad porque me quiere mucho?
Y el que diga que algo de todo esto no le ha pasado, es que no ha tenido una madre como mandan los cánones.
¡¡¡Dios!!!
¿Es que nadie le ha dicho nunca a una madre:
-Mamá, quiero cortarme el pelo, odio los boliches de mis calcetines, mis amigas son propiedad privada, necesito más paga...? No sé , lo normal ¿o no?
Yo lo hice amigos, se lo dije a la mía.
Entonces Ella entornó los ojos como Clint Eastwood a punto de disparar, dibujó media sonrisa como Bruce Willys en Jungla de cristal, levantó un dedo amenazante cual fusil de asalto y señalándome, me soltó la frase más lapidaria y la más firme sentencia que una madre pueda soltar:
CARIÑO, CUANDO SEAS MADRE, COMERÁS HUEVOS.

viernes, 29 de octubre de 2010

DRAGOATROCIDADES

Hoy sin música, porque no merece ni una sola nota....



DRAGOATROCIDADES

 "En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda... Tendrían unos trece años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba".

A mí me gustan las de 15.  Llámame viejo, llámame como quieras pero es así…” 

“No hay nada como la piel tersa, los pechitos como capullos, el chochito rosáceo", dice. 

 “Fue un coqueteo sin importancia. Los jóvenes japoneses eran así. Estaban ellas, con sus amigos, a la salida del metro. Fuimos todos juntos a tomarnos un café al lado de la estación. Nadie se trajinó a nadie. Lo de los trece años era una forma de hablar. Las japonesas tienen un aspecto muy aniñado…”
 "Las delincuentes eran ellas y no yo".

Albert Boadella  le da las gracias porque: "Es una suerte que existan buenas personas como tú que prueban esas cosas, las explican, y así no es necesario sufrirlas directamente".

Esperanza Aguirre: "Si hubiera hecho propaganda o apología de un delito en una televisión pública, eso sí que no".
 "La literatura es eso, literatura".

PUES ESO, QUE COMO "LA LITERATURA ES ESO, LITERATURA":
¡¡¡  SON TODOS, LITERALMENTE ,UNOS HIJOS DE PUTA.!!!


Pero esta es tan sólo mi humilde opinión… juzguen ustedes.

jueves, 21 de octubre de 2010

DIFÍCIL ELECCIÓN...


X- Cariño, he pensado que mañana que libras podíamos hacer algo
Y- Vale ¿y qué quieres hacer?
X- Pues no sé….¡algo!
Y- Sí, pero ¿el qué?
X- No se ¿a ti qué te apetecería hacer?
Y- Me da igual. Lo que tú quieras amor.
X- ¡Ya, lo que yo quiera, seguro!
Y- ¿Qué quieres decir con “seguro”?
X- Pues eso. Que seguro que te da igual. Que seguro que lo que yo quiera. Que seguro que después te quejas….
Y- ¿Quejarme? Pero si siempre hacemos lo que te da la gana. ¿Qué me estás contando?
X- ¡Déjalo anda! ¿Te apetece que vayamos al cine?
Y- Bueno, podíamos ver esa nueva de Stallone…
X- ¿Y si vemos la nueva de Robert Pattison?
Y- ¿Y si cenamos fuera?
X- Vale. ¿Vamos a un chino?
Y- ¿Chino? ¿Porqué no vamos a la cervecera de abajo?
X- ¿Y porqué no vamos mejor a dar un paseíto?
Y- ¡Eso! Y mañana de viaje con el Inserso.
X- ¿Qué tal si nos vamos de cañitas?
Y- Mira eso sí. Vamos al pub de aquí enfrente y así me veo el partidito…
X- Cariño, he pensado que mañana como libras…
Y- ¿Queeeeeeeeee?
X- Pues eso, que como en casita, en ningún sitio ¡Coño ya!

miércoles, 13 de octubre de 2010

BOCHORNOSO.



ADVERTENCIA: ANUNCIOS REALES....



AZAFATAS DE IMAGEN



Requisitos

Sexo: mujer
Vehículo propio: indiferente
Altura mínima: 165
Talla: 36
Edad mínima: 19
Disponibilidad:
AZAFATA DE IMAGEN PARA CATA
Requisitos
sexo: mujer
Vehículo propio: Indiferente
Altura mínima: 170
Talla: 36-38
Disponibilidad:
ANIMADORES DISFRAZADOS: 
SE PRECISAN ANIMADORES PARA QUE SE DISFRACEN DE OREJA Y REPARTAN FLYERS....
Requisitos
Sexo: Indiferente
Vehículo propio: Indiferente
Altura mínima: Indiferente
Talla: Indiferente
Disponibilidad:

Es decir, que para hacer el gilipollas, no importa tu talla ni tu altura.
Es decir, que si usas la talla 40, sólo vales para currar tapadit@.
¿Y si usas la 44? ¿Te disfrazan de oreja de Dumbo?
¿Discriminación?
¿Abuso?
¿Humillación?
¿Si eres alta y delgada como tu madremorenasaladá..... comes, y si no, que te den?
¿Es esto denunciable... o no?
¿Es esto lo que "debemos" transmitir a nuestr@s hij@s?

Eso sí, por ningún lado veo que aparezca el "nivel de estudios".
Aunque seguramente si tienes cintura de avispa, un trasero firme y un buen par de tetas, carezca de importancia.
Y aclaro: Carece de importancia para la empresa en cuestión. Que no quiero decir yo que por ser guapa seas tonta y a las pruebas me remito: Soy preciosa y además inteligente.
Eso sí, mi talla es la 42, así que, o me disfrazo de oreja con patas, o a morir por Dios.
¡MANDA HUEVOS!

jueves, 7 de octubre de 2010

CONFUSIONES QUE CONFUNDEN.

Sonó el teléfono despertándolo sobresaltado.
Saltó de la cama golpeándose el dedo meñique.

- ¡Joder! ¿quién coño llama a estas horas?

Miró el reloj : las 4:30 de la madrugada.
Se asustó, nadie podía llamar a esas horas si no era urgente.
Cogió el teléfono:

 - ¿Diga? ¿quién es?

La callada por respuesta.

- ¿Quién es, sí, diga?

Silencio.

- ¡Malditos gamberros! ¡Si los pillara!

Regresó a su cama y le dio el tiempo justo de taparse cuando volvió a sonar el teléfono.

- ¡Diga, diga! Mira ,no se quien narices eres pero te aseguro que como te pille te vas a enterar, mamonazo!

De nuevo el más absoluto silencio.
Dicho esto colgó y se metió en la cama.
Y de nuevo el maldito teléfono…

- ¡Me cago en la p--- de oros!
¡O dejas de llamar o aviso a la policía, que ya está bien hombre!
¡Que no son horas y me estás tocando los huevos!
¡Como te coja…!

Nada, silencio, ni un ruido siquiera.

Y regresa a la cama, y se tapa permaneciendo alerta. Nervioso y furioso, a la espera de oír el jodido sonidito del teléfono.

Y este no se hace esperar mucho, suena otra vez insistente.

Pero esta vez, justo cuando va a levantarse por enésima vez, su mujer se da la vuelta y muy enfadada le espeta:

- ¿¡ Quieres hacer el favor de apagar el despertador de una puñetera vez, y dejar de levantarte que me estás desvelando!?

- ¿El despertador, peroo…?
- ¡Sí, el despertador! Que con esa manía tuya de ponerlo cada 5 minutos vas a acabar despertando a todo el vecindario, coño!

Y fue en ese momento, cuando se acordó de la carta del inem . Y de que trás 2 largos años en el paro, hoy empezaba de nuevo a currar. Y de que entraba a las 6...

Miró el teléfono, miró el despertador...
-  ¡Dios que tarde es, no llego, no llego!

Y se levanta tan rápido que...
 ¡Mierda! Otra vez el dedo.

- Si es que estoy tonto y he trasnochado, y ya no estoy para estos trotes, y es que no se puede ir a currar tan temprano, ¡Coño! (mientras se pone el pantalón)
- Si es que estoy tonto y he trasnochado, y ya no estoy para estos trotes. (y se pone la camisa)
- Si es que estoy tonto y he trasnochado. (y se calza los zapatos)

- Si es que estás tonto ¡Y punto!

Sentencia su mujer. 
 

domingo, 26 de septiembre de 2010

AHORA ES TU TIEMPO.



A veces te quedas dormido y no llegas a tiempo.
Porque tus pies no responden y tu cuerpo está anclado y frío como el cemento.
Las manos resbalan queriendo asir el tiempo. Los brazos te pesan, los abrazos se han roto. Y los besos se pierden en miradas ausentes mientras los ojos, callan.

Carencias y decadencias, así es la vida.

Los sueños se confunden en inmenso mar de dudas.
Y regresan tus miedos que viajan al son del viento.

Y entonces escuchas el silencio del corazón herido. Silencio que te aturde, que eriza tu vello.
Y entre tu alma y tu ombligo revolotean los suspiros que acompañan la nostalgia de todo lo no vivido.

Y el horroroso hastío nace y anida en tu pecho vacío.
Un pecho vacío que ya no alberga sentidos, un vacío en el pecho que te deja malherido.

Tus nervios se crispan y tu mente se colapsa. Y te paralizas, y quieres huir pero no puedes.
Sientes crecer dentro de ti la imperiosa necesidad de hacer algo más, de SER algo más, pero no sabes como.
Tus inquietudes se avivan, se rebelan, se abren paso a trompicones. Sin embargo, no te dicen a donde quieren llegar.

Y te asustas. Y piensas sin pensar.
Y tu vida que hasta hace un instante parecía plena, se te antoja rutinaria y monótona.
Etapas de la vida, te dices a ti mismo sin conseguir engañarte.

Miras a tu alrededor y te das cuenta de lo tonto de la situación. Realmente estás bien: tienes salud, tienes a tu gente que te quiere y a la que adoras, tienes trabajo (que no es poco)… Entonces ¿qué más quieres, qué necesitas?

Necesitas realizarte, esa es la palabra.

A veces, uno se acostumbra tanto a su día a día que se acostumbra demasiado.
Te acomodas convenciéndote a ti mismo de que así está bien.
Y no es cierto.

Siempre se puede hacer algo más. Aún estás a tiempo…siempre es buen momento para mejorar.

Y entonces lo decides:
¿No crees que es hora ya de mudanza?
Y no hablo de cambiar de casa o de ciudad. Ni mucho menos de amores o compañías.
Hablo de cambiarte a ti mismo, de consentirte un poco, de mimarte.

Porque, y esto es bien cierto, por mucho que te mimen los demás (que seguro lo hacen), por mucho que estén a tu lado (que lo están), por mucho que te quieran (que sobra decirlo),nadie como tú sabe de ti mismo y de tus inquietudes.

Y por mucho que te ayuden y ofrezcan aliento y salidas, nadie sino tú mismo puede decidir por ti ni dirigir tu empresa.

Hora es ya de dar el paso y de allanar el camino.
De quitar las piedrecitas que se clavan en tus pies para plantar hierba fresca que reconforte tu cuerpo.

Cuando escuches la risa de tu niño dormido y puedas oler las rosas…
Rosas del jardín prohibido.
Abre de par en par la puerta, sube las persianas. Que entre el aire fresco y con él las ilusiones.

Que ilusiones son amores.

Coge tu vida por los cuernos y doma sus intenciones. Marca tu rumbo y no te desvíes. Sé cabezota, muy cabezota. Defiende tu verdad.

Traza tu propio sendero y píntalo de mil colores.
No sigas la línea recta ni el caminito amarillo. Si te digo la verdad, es mucho más divertido zigzagueando el destino.
Y piensa que antes que tú, otros anduvieron los mismos senderos y llegaron a sus metas.
Si otros pudieron ¿Porqué no tú?
Aprende de lo pequeño para hacerlo grande. Y de lo grande, toma sólo lo importante.

Hoy es ahora y ahora eres tú. Déjate llevar por una vez.

Pero no te limites, NUNCA te limites. Nunca te conformes, tarde o temprano algún sueño se cumplirá.
En algún lugar esperan tus anhelos, es cuestión de buscar y buscar y buscar… Acabarás hallándolos.

Pásatelo bien, desmelénate, arrasa con los obstáculos. Que nada te impida ser tú mismo.
Hincha tu pecho de orgullo, échale sal a tus días y azúcar a la amargura.
Sazona los sinsabores, un poquito de picante siempre será bienvenido.

Porque la vida es muy corta para perderla en pesares.
Porque la vida es muy viva…

¡Vístela de faralares!

jueves, 26 de agosto de 2010

EL CAMINO... MI CAMINO.

( Para escuchar la música, clicar en "vídeo", en el Mixpod. )

Allí estaba.

De pie, frente al camino.

Un camino árido rodeado de maleza.

A la cadera y sujeto por su brazo, un viejo cesto de mimbre.

Hacía mucho tiempo que intentaba atravesarlo pero siempre pasaba lo mismo.

Una y otra vez, sus pies se negaban a moverse.

La llevaban hasta allí pero eran incapaces de dar un paso más.

Permanecían anclados a la orilla del polvoriento trecho.

De pequeña no le había parecido tan gris.
Al contrario, veía belleza en cada piedra y motita de polvo.

Sus pequeños piececitos bailaban al son de los grillos, y reía a carcajadas mientras perseguía mariposas de cien mil colores.

La maleza se le antojaba un bosque encantado. Donde hadas y duendes vivían en gigantescas flores adornadas con luces, y de hermosos colores.

Las piedras del camino eran para Ella tesoros maravillosos, que guardaba en su cestito de mimbre junto a las moras.

- Una morita al cesto, y una para mi tripita.
 Decía mientras reía sin cesar.

Creía que el sol era de oro puro y le gustaba mirarlo hasta que la vista se le llenaba de puntitos blancos que gustaba llamar, "angelitos de luz".

Todo es tan diferente a los ojos de una niña...

Pero ahora el sol la abrasaba, las piedras mordían sus pies, y sus angelitos se habían ido. 

Se inclinó levemente hacia delante.

Con ambas manos, asió su pierna derecha por debajo de la rodilla e intentó levantar el pie con fuerza…

¡Nada!

Lo mismo sucedió con la izquierda.

¡Ya está bien! Se dijo.

¡Esto no puede seguir así!

Pero sus pies permanecían irremediablemente pegados al suelo.

La necesidad por llegar al otro lado del camino crecía por momentos y ello le producía una terrible ansiedad.

El sudor empapaba su frente, los ojos le escocían por el sol, todos los músculos de su cuerpo se tensaban.

Le pesaban tanto las piernas…

De niña había recorrido ese camino junto a su madre en innumerables ocasiones en busca de moras.

Reían cogidas de las manos, cantaban mientras llenaban sus cestos. Y cuando Ella se pinchaba con las ortigas, su madre la untaba de barro las manos y el escozor remitía poco a poco.

¿Entonces?

¿Por qué era incapaz de recorrer una vez más el maldito camino?

¿Por qué sus pies se negaban a obedecerla?

Miró a ambos lados y entonces se dio cuenta…

Cayó de rodillas y su cuerpo se estremeció por el llanto.

Estaba sola.

Sola con su viejo cesto frente al camino de moras.

Sola…

Ella ya no estaba.

Y sin Ella, el camino se antojaba oscuro.

Una voz dulce susurró a su oído:

- Mi niña, no tengas miedo y camina.
Llegó el tiempo de dirigir tus pasos hacia donde quieras.
Que nada ni nadie te lo impida.
Pues los caminos, se hicieron para caminarlos

Apoyó su mano en el suelo y se levantó.

Le pareció ver un hada sobre su hombro.

Miró al frente decidida, levantó primero un pie, luego el otro.

Uno y otro, uno y otro, uno y otro….

Y sus ángeles regresaron. Y la acompañaron.

Hasta el final del camino.

El viejo cesto repleto de moras, las manos rojas por las ortigas.

Su cara por fin, surcada por una sonrisa.

- Llegué, lo conseguí.
Logré pasear sola por nuestro camino.
Por ti, por mi.

Entonces lo supo:
Nunca había estado sola.
Ella siempre caminaba a su lado, de su mano.
Y se sintió feliz.
Sus pies nunca más se detuvieron.
Paso a paso, recorrió los mil caminos de la vida.

Porque los caminos, se hicieron para caminarlos.

miércoles, 21 de julio de 2010

LA CRUDA REALIDAD.

ME HE PERMITIDO RESCATAR ESTA ENTRADA QUE ESPERO OS GUSTE.

ESCRIBIRÉ ALGO NUEVO EN CUANTO ME PONGA DE NUEVO AL DÍA.


Llovía y hacía frío.
La humedad calaba sus huesos y su desgastado cuerpo temblaba bajo la raída chaqueta.

Caminaba sin rumbo fijo. A fin de cuentas, nadie le esperaba en ningún sitio.
Y ningún sitio esperaba su llegada.

Llevaba la mirada pegada al suelo, en busca de una colilla que echarse a los pulmones.
De vez en cuando rebuscaba entre la basura, anhelando siquiera un trozo de pan duro que engañase a su apaleado estomago.

¿Cuanto hacia que no comía caliente? No lograba recordarlo.

A su espalda, una ajada motxila guardaba sus escasas pertenencias: una camisa apolillada, un viejo gorro de lana, la foto de una mujer que no recordaba conocer pero, ¡Dios! que hermosa era..
Y poca cosa más.

De vez en cuando levantaba la mirada del suelo en busca de un sitio donde resguardarse y pasar la noche, pero la cosa estaba difícil.

En otros tiempos, los cajeros eran su cuna. Pero desde lo del pobre Huesos tenía miedo. A Huesos le habian apaleado mientras dormía en uno de ellos.
-Panda de bestias sin corazón- pensó malhumorado.

En ocasiones intentaba ser amable con ellos.
Ayudaba a las viejitas con las bolsas del super, cuidaba los coches de quien no encontraba aparcamiento... Y a cambio no recibía más que unas tristes monedas que apenas le llegaban para un bollo de pan tierno. ¡¡Malditos!!- mascullo.

La gente le rehuía, le miraba con desprecio, e incluso en ocasiones creyó atisbar miradas asqueadas.

¿Acaso tenía él la culpa de no tener nada?
¿Era quizá el culpable de tener por casa las calles?
¿Tal vez le culpaban por no trabajar?
¿Sería acaso posible que su pobreza provocase repugnancia?

No, el mundo no podía ser tan cruel.
Estaba seguro de que si lo pedía, la gente le ofrecería ayuda, le daría de comer o le cobijaría.

No podía permitirse el lujo de creer que el mundo le había olvidado.
No quería pensar que era un apestado.

Y decidió entonces probar suerte.

Pidió limosna al primer paseante con el que se cruzó, pero este le apartó de un manotazo.
- Bueno- pensó: -simplemente me ha tocado el más gilipollas.-

Volvió a pedirla a una mujer que pasó por su lado.
Pero esta salió corriendo aterrada.
- Joder- pensó- En verdad debería asearme un poco, debo parecer el mismísimo diablo.-

Un grupo de chavales se le acercaron y se dispuso a pedirles un pitillo, pero estos, le zarandearon y se burlaron de el.
-Juventud- pensó entonces- Sólo estaban bromeando.-

Seguía resistiéndose a creer que el mundo fuera en relidad tan cruel.

De repente sintió un profundo dolor en el brazo seguido de una cortante punzada en el corazón.
-¡Dios mio! -pensó -Un ataque.
 Pero tranquilo, por aquí pasa mucha gente, me verán aquí tendido en el suelo, y me ayudarán. Llamarán a una ambulancia, y esta pesadilla habrá teminado.

Pero la gente pasaba de largo, ni siquiera le miraban.

No podía creerlo, era cierto: el ser humano era cruel, malvado y despiadado.
Sentía ganas de vomitar.

¿Cómo habia estado tan ciego? ¿Cómo había podido creer en ellos?
Cerró los ojos, ya no quería ver mas.

Deseaba irse. Y se fue.

Al cabo de un rato llegó la ambulancia y se lo llevaron.
-Ahora- pensó -
Ahora que ya marché es cuando me véis.
Ahora que yazco en el suelo mojado es cuando me levantáis.

Ahora que ya no importa... Ahora ....

¡¡Cabrones!!


Silvia 09.