ESCRIBIRÉ ALGO NUEVO EN CUANTO ME PONGA DE NUEVO AL DÍA.
Llovía y hacía frío.
La humedad calaba sus huesos y su desgastado cuerpo temblaba bajo la raída chaqueta.
Caminaba sin rumbo fijo. A fin de cuentas, nadie le esperaba en ningún sitio.
Y ningún sitio esperaba su llegada.
Llevaba la mirada pegada al suelo, en busca de una colilla que echarse a los pulmones.
De vez en cuando rebuscaba entre la basura, anhelando siquiera un trozo de pan duro que engañase a su apaleado estomago.
¿Cuanto hacia que no comía caliente? No lograba recordarlo.
A su espalda, una ajada motxila guardaba sus escasas pertenencias: una camisa apolillada, un viejo gorro de lana, la foto de una mujer que no recordaba conocer pero, ¡Dios! que hermosa era..
Y poca cosa más.
De vez en cuando levantaba la mirada del suelo en busca de un sitio donde resguardarse y pasar la noche, pero la cosa estaba difícil.
En otros tiempos, los cajeros eran su cuna. Pero desde lo del pobre Huesos tenía miedo. A Huesos le habian apaleado mientras dormía en uno de ellos.
-Panda de bestias sin corazón- pensó malhumorado.
En ocasiones intentaba ser amable con ellos.
Ayudaba a las viejitas con las bolsas del super, cuidaba los coches de quien no encontraba aparcamiento... Y a cambio no recibía más que unas tristes monedas que apenas le llegaban para un bollo de pan tierno. ¡¡Malditos!!- mascullo.
La gente le rehuía, le miraba con desprecio, e incluso en ocasiones creyó atisbar miradas asqueadas.
¿Acaso tenía él la culpa de no tener nada?
¿Era quizá el culpable de tener por casa las calles?
¿Tal vez le culpaban por no trabajar?
¿Sería acaso posible que su pobreza provocase repugnancia?
No, el mundo no podía ser tan cruel.
Estaba seguro de que si lo pedía, la gente le ofrecería ayuda, le daría de comer o le cobijaría.
No podía permitirse el lujo de creer que el mundo le había olvidado.
No quería pensar que era un apestado.
Y decidió entonces probar suerte.
Pidió limosna al primer paseante con el que se cruzó, pero este le apartó de un manotazo.
- Bueno- pensó: -simplemente me ha tocado el más gilipollas.-
Volvió a pedirla a una mujer que pasó por su lado.
Pero esta salió corriendo aterrada.
- Joder- pensó- En verdad debería asearme un poco, debo parecer el mismísimo diablo.-
Un grupo de chavales se le acercaron y se dispuso a pedirles un pitillo, pero estos, le zarandearon y se burlaron de el.
-Juventud- pensó entonces- Sólo estaban bromeando.-
Seguía resistiéndose a creer que el mundo fuera en relidad tan cruel.
De repente sintió un profundo dolor en el brazo seguido de una cortante punzada en el corazón.
-¡Dios mio! -pensó -Un ataque. Pero tranquilo, por aquí pasa mucha gente, me verán aquí tendido en el suelo, y me ayudarán. Llamarán a una ambulancia, y esta pesadilla habrá teminado.
Pero la gente pasaba de largo, ni siquiera le miraban.
No podía creerlo, era cierto: el ser humano era cruel, malvado y despiadado.
Sentía ganas de vomitar.
¿Cómo habia estado tan ciego? ¿Cómo había podido creer en ellos?
Cerró los ojos, ya no quería ver mas.
Deseaba irse. Y se fue.
Al cabo de un rato llegó la ambulancia y se lo llevaron.
-Ahora- pensó -
Ahora que ya marché es cuando me véis.
Ahora que yazco en el suelo mojado es cuando me levantáis.
Ahora que ya no importa... Ahora ....
¡¡Cabrones!!
Silvia 09.
que bonito amor,pura realidad.te quiero
ResponderEliminarGracias txiki. Si, triste, pero real.
ResponderEliminarYo si que te quiero.
Mil besitos!!!
Ya somos tan modernos que la pobreza es molesta porque hace feo. Los ayuntamientos pagan a los pobres un bocadillo y un billete de autobús, y pueden pasar una noche en los centros de acogida. Es decir: ¡Toma y vete! No comparto una visión idílica de mendigos o vagabundos, pero simplemente creo que la situación de estas personas, viviendo en el primer mundo y en el siglo XXI, es indigna para ellos, pero también para todos.
ResponderEliminarCuanta razon tienes Gabriel Por cierto, gracias por seguir mi blog, me hace mucha ilusion. A veces, de tan modernos que somos, nos volvemos idiotas. Que es mas indigno: sobrevivir con lo poco que tienes, o, vivir a costa de lo poco que tienen otros?
ResponderEliminarMil besitos!!!
Cruda reflexión en torno a la mendecidad, del mendigo nos apartamos no sólo por precaución sino por una especie de miedo irracional a que su desgracia pueda ser contagiosa, sobre todo ahora que la crisis está como está. Dos o tres pasos mal dados, un trabajo que se pierde, personas queridas que te dan la espalda y voilá, cualquiera podemos llegar a ser el próximo sin techo.
ResponderEliminarLA VOLUNTAD DE VIVIR
ResponderEliminarUn hombre se arrastra
por las calles de Bilbao.
Su mirada perdida, doliente,
su rostro moteado por heridas secas,
la suciedad y la piel
cubriendo un cuerpo errante
por la vida y por Bilbao.
Él vaga con su dolor,
que ha llegado a ser tan grande
que ya no lo siente,
el dolor le trasporta
como un parásito corpóreo.
Un hombre tambaleante y exhausto,
agonizante héroe caído
y de nuevo puesto en pie,
dispuesto a seguir faltando
una y otra vez a su cita con el sucidio.
La voluntad de vivir
tiene rostro y es sangrante
como el Ecce Homo
y yo la he visto hoy,…
en Bilbao.
Gracias Ernesto, por tu comentario y por tu poema. Precioso por cierto. Ya los empezaba a echar en falta por aqui. Mi reflexion es cruda, cierto. Pero creo que tambien es bastante real, por lo menos es mi vision de las cosas. Un saludo!!
ResponderEliminarHooooolaaaaa, que he venido, pero con lo tarde que es me voy pa la cama y vuelvo mañana vale?
ResponderEliminarque si, que vale
Un beso bonita mia
Saludos fraternos, me ha gustado tu blog.. tus escrito llena el alma de ternura y reflexión me gusta.. siempre he dicho que tenemos que dignificar la pobreza, eso no quiere decir aceptar ser pobres..
ResponderEliminaral contrario tenemos que exigir que se erradique..
pero tu reflexión es excelente.. me quedo con tu blog..
te sigo y te enlazo a mi blog de poemas para poder leerte con mas frecuencia..
saludos fraternos con mucho cariño
un abrazo
besos
Agur
Qué dificil es aceptar lo que los demás pueden "no" aportarte.
ResponderEliminarLa pobreza está en el corazón de todas aquellas personas que no saben distinguir a un delicuente de un pobre.
Pero que levante la mano, quien no lo haya hecho alguna vez.
Personalmente entono el mea culpa...
Mil gracias Adolfo. Siempre hace ilusion que guste lo que con tanto cariño escribo. He pasado por tu blog y me gusta mucho todo lo que veo, pero no se como agregarte al mio. Soy una torpona, pero ya lo arreglare. Decirte tambien, que ya que te gusta la pintura, eches un vistazo en mi blog a : homenaje a una artista, y ya me contaras. Un placer contar contigo. Mil besitos!!
ResponderEliminarCuanta razon tienes hermanita. tambien yo, entono el mea culpa. Lo cierto es que las cosas son asi, y no hay vuelta de hoja. El pobre muriendo en vida, y el resto, intentando no caer en la trampa. Mil besitos!!!
ResponderEliminarQue ya te he llevaooooooooooo. jejejejejejejej
ResponderEliminarHombre Marinita, tu por aquí..jeje!
ResponderEliminarConfirmado, cada dia estas pelín mejor de lo tuyo. Espero que te gusten mis relatos lokadia.
Mil besitos!!!
jejejejejejejejejeejej
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