A menudo me refugio en el silencio
y me escondo entre las sombras de mis pensamientos.
Sumerjo mi cabeza,
en las agitadas aguas de mis sentimientos.
Nado contra la corriente,
y me hundo, y emerjo, y hundo de nuevo.
A menudo sueño que ya no sueño
y despierto empapada en sudor y miedo.
Pero entonces mi mente levanta el vuelo
trasladando mi TODO hasta el mismo cielo.
A menudo tropiezo y caigo de nuevo,
y curo mis heridas,
y desespero.
Me pierdo con mi luna por los senderos
Pero el pozo, ya seco, se halla desierto;
guardare mis deseos para otros tiempos.
A menudo me duelen mis pensamientos,
y busco algun consuelo en buenos recuerdos.
A menudo me rio de mis tormentos,
y lloro hasta que siento que ya no siento.
Y vuelvo a mi rincon, refugio en el tiempo.
Y sueño hasta que sueño,
que me despierto.
silvia 09.
Qué bonito!!
ResponderEliminarMe dejas sin palabras. Sigue así.
Muakkkkkkk
Sin órbita ni cauce
ResponderEliminarTiene bastante el río
con su cauce,
y le basta a la gaviota
con la ingravidez alcanzada.
Tienen bastante los planetas
con sus órbitas,
y los obsesos
con sus obsesiones.
Y tiene bastante la llama
con arder hasta extinguirse
sin maldecir el instante
en que fue encendida.
Pero a nosotros
¿Qué nos queda?,
¿Con qué aplacaremos
las inquietudes?
Nosotros,
los que fluímos fuera de cauce,
los que giramos fuera de órbita,
los que vencimos las obsesiones.
Nosotros ,
los que ardemos
y echamos de menos la cera
que se nos va cayendo muerta…
a nosotros…
¿Qué nos queda?.
Andar bajo la lluvia
y disfrutar del frío,
que nos descubre los huesos
aunque sólo sea para dolernos.
Dominar la respiración profunda
con sus hijas lágrimas
siempre a las puertas,
siempre en guardia,
siempre esperando.
A nosotros
nos quedará siempre el alma
aunque no exista…
¡que nos importa,
que nos puede importar!;
si sabemos inventarlo… lo tenemos.